miércoles, 7 de noviembre de 2018

APOROFOBIA

El Observatorio Hatento, cuyo objetivo es generar conocimiento y tener datos reales de las personas sin hogar, indica que un 47% de las personas sin hogar han sido víctimas de al menos un delito de odio por aporofobia.

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Vagabundo quemado o apaleado hasta la muerte. No es la primera vez que oímos un titular de este tipo. Como los insultos a la caravana que se dirige en busca de un sueño a EEUU. Todo puede tener una explicación más allá del egoísmo propio de unos tiempos marcados por la recesión económica. La palabra que define estos sentimientos fue acuñada por la filósofa española Adela Cortina hace más de 20 años y elegida como palabra del año en 2017por la Fundéu. Su significado es de bien conocido por todos, aunque el término que lo define por muy pocos. Así que, que no te extrañe si no la conocías. Hablamos de la palabra ‘aporofobia’.

El Observatorio Hatento, cuyo objetivo es generar conocimiento y tener datos reales de las personas sin hogar, indica que un 47% de las personas sin hogar han sido víctimas de al menos un delito de odio por aporofobia. El mismo estudio señala que una de cada tres personas ha sufrido algún tipo de agresión mientras que una de cada cinco ha sido agredida físicamente. El 19% verbalizan haber sufrido agresión sexual, según el Observatorio.



Más datos revelan que las mujeres sin hogar presentan un mayor grado de vulnerabilidad, 60,4%, frente al 44,1% de los hombres. Según el estudio, el perfil del agresor es un varón joven de entre 18 y 25 años que está de fiesta. "Nadie está en la calle porque quiere". Así de tajante arrancó Laura López, Técnica de Voluntariado, Participación y Formación Externa en Fundación Rais, en la plenaria sobre Violencia por Aporofobia y exclusión social del II Foro Mundial sobre las Violencias Urbanas y la Educación para la Convivencia y Paz. Laura presentó a una exvíctima –llamémosla X– quien habló de la situación que vivió en la calle y, lo que es peor, fuera de ella. A X no le molestaba tanto los golpes que recibía como las miradas que recibía cada vez que pasaba por el supermercado o por cualquier otro sitio. “No olvido las miradas”, relata conmocionado.

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