jueves, 19 de noviembre de 2015

*Noticia reproducida íntegramente desde Diario de noticias de Gipuzkoa* 

CEAR une historias de exiliados y refugiados para sensibilizar

Pretende abrir espacios para la reflexión a través de la expresión artística, con una novela gráfica y un montaje teatral, y la acción política

Donostia – Fueron años de peregrinación, de lucha y de miedo continuos ante un destino incierto. Así, obligados a abandonar su lugar de origen por causa mayor, vivieron muchos vascos los años de la guerra civil y la posterior dictadura. Miles de ellos, niños y mujeres en su mayoría, vagaron durante años hasta fondear en Francia, Bélgica, México o Venezuela, por ejemplo, donde gracias a la compasión y solidaridad de esos países estos exiliados pudieron rehacer sus vidas. Un consuelo como el que hoy en día buscan también los miles de refugiados que escapan de las guerras y del temor a morir, y sobre el que CEAR – Euskadi pretende sensibilizar a la sociedad en general y también a la clase política.
De hecho, la iniciativa que ha puesto en marcha – Memorias compartidas – en colaboración con varias entidades y asociaciones busca la implicación en la defensa del derecho al asilo. En esta ocasión, CEAR – Euskadi ha optado por hacerlo a través de la expresión artística (con la novela gráfica Asylum y el montaje teatral Tras la frontera, que será puesto en escena por la Plataforma Tirante este sábado al mediodía en El Arenal) sin descartar la acción política.
Así lo manifestó ayer la directora de este organismo, Patricia Bárcena, quien anunció una comparecencia en el Parlamento Vasco para dar a conocer a la clase política este proyecto “y buscar una declaración institucional”. Tras estudiar y confrontar las vivencias y los sentimientos de ciudadanos vascos que huyeron en aquellos años con los de las personas que en el presente buscan asilo, las similitudes se suceden.
“Al final todas las personas huyen por motivos semejantes”, subrayó Bárcena, al tiempo que describió cómo en esta investigación han participado ocho vascos exiliados (o sus descendientes) y otras ocho personas llegadas a suelo vasco hace ya un tiempo desde lugares como Kurdistán, Congo o el Sáhara. “La conclusión es que se identifican elementos en común sobre el impacto de la experiencia y cómo afrontar la situación” y las estrategias desarrolladas por unos y otros.
La iniciativa Memorias compartidas ha escudriñado otras formas de remover conciencias y, esta vez, ha apostado por una novela gráfica basada en testimonios reales. Su autor, Javier de Isusi, cuenta en Asylum la historia y los recuerdos de Marina, una mujer de Otxandio de 94 años que tras pasar por Barcelona y Francia recaló en Venezuela. Una experiencia del exilio que se entrecruza con las de otras cuatro personas asiladas que han huido de la guerra y la violencia, de los matrimonios forzados y la trata para la explotación sexual, de la homofobia y del feminicidio.
El apunte
Convivencia. “Los refugiados huyen del mismo horror y la misma masacre que la vivida en París – dijo Bárcena – y por eso tenemos que sentir una empatía aún mayor hacia ellos”. En su opinión, la ciudadanía vasca ha demostrado “su conciencia solidaria de forma sólida”, por lo que “sabrá hacer de todo esto una valoración en positivo para los refugiados”.

J. Fernández B. Guerrero

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