viernes, 21 de septiembre de 2012

Rechazan el agravante de racismo en la agresión a senegaleses de Lantarón


Final amargo para la pesadilla vivida por los cuatro senegaleses que fueron brutalmente agredidos en julio de 2010 en Lantarón. La titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Vitoria, encargada de juzgar a los cuatro jóvenes mayores de edad que participaron en la agresión, ha desestimado en su sentencia el agravante de racismo que presentaron tanto los abogados de la acusación como la Fiscalía. 
La jueza ha optado por condenar a los imputados sólo por faltas de lesiones, lo que obliga a los acusados a abonar una serie de multas y a pagar una indemnización por los daños en el vehículo de sus víctimas y por las lesiones causadas. «Estas multas van desde las tres que se le han aplicado a uno de los hermanos acusados – de 20, 30 y 40 días, respectivamente – a razón de 6 euros por jornada, a la de 30 días que le han impuesto al que tuvo una menor participación», confirmó Acha. La sentencia se completa con otras dos sanciones de 60 días al otro de los hermanos y una de 40 al último implicado.
La cuantía económica es muy inferior a la que reclamó el abogado del Gobierno vasco, que pedía 50 euros por día, y se aleja completamente de las peticiones que realizó Acha en la vista que tuvo lugar el 3 de mayo de este año, que incluían privación de libertad. Para J.S. y su hermano, que participaron directamente en la agresión, demandó 24 y 12 días de arresto domiciliario a cumplir los fines de semana. Para el conductor del vehículo, que además arrolló a uno de los senegaleses, pidió bien la retirada del carné de conducir durante un año en base a la legislación, o la imposición de una multa. Para su acompañante, que tampoco se bajó del vehículo, el letrado requirió también una sanción económica, pese a que el Ministerio Público solicitó entonces su absolución.
Con bates de béisbol
«No estamos de acuerdo con esta sentencia, pero no vemos motivos para recurrirla», reconocía Acha, antes de recordar que «a los dos menores que fueron juzgados con anterioridad se les atribuyó un delito de lesiones, y no una falta. La jueza ha expuesto que la razón del incidente fue el conflicto que habían tenido antes en la fábrica».
El detonante de la agresión se había gestado la mañana del 14 de julio, cuando J.S., de 21 años, fue despedido junto a su padre de la fábrica de Lantarón en la que todos ellos trabajaban por un altercado de tinte racista protagonizado por el joven. «¡Voy a matar a esos negros!», amenazó entonces. Esa misma tarde, junto al resto de los imputados, rajó las ruedas del coche de sus cuatro víctimas y le esperó a la salida del trabajo. Según testigos presenciales, intentaron atropellar con sus vehículos a los cuatro senegaleses y, tras esto, dos de ellos les propinaron una brutal paliza con dos bates de béisbol, lo que llevó a uno de ellos a la UCI del hospital de Miranda de Ebro.

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