jueves, 20 de marzo de 2014

El 'puzzle' de la inmigración en Euskadi

«Cuando hablamos de la integración de los inmigrantes, la duda que surge de inmediato es ¿integrarse en qué? ¿Sabemos en qué consiste el ‘nosotros’? ¿Somos algo homogéneo?». La antropóloga Andrea Ruiz Balzola, que ha estudiado a las comunidades ecuatoriana y colombiana, incluidos indígenas, responde con esos interrogantes a la cuestión de cómo acoger a los algo más de 200.000 ciudadanos de origen extranjero establecidos en Euskadi; un colectivo que podría haberse visto mermado temporalmente por la crisis y que en principio está formado por los que están empadronados como tales extranjeros (148.000), los que se han nacionalizado (unos 35.000 desde 2002) y los hijos de unos y otros (casi 18.000 desde 2000).

Esos nuevos ciudadanos representan el 9% de la población vasca, que asciende a 2.192.000 habitantes. Ahora mismo, según el Observatorio Vasco de la Inmigración (Ikuspegi), las comunidades más numerosas son la marroquí (18.120), rumana (17.350), boliviana (11.226), colombiana (9.701) y portuguesa (8.011). Entre los inmigrantes asiáticos destacan los chinos (5.252) y los pakistaníes (4.126), grupo este último en crecimiento y visible en algunas localidades guipuzcoanas. No obstante, esa clasificación ignora los efectos de las nacionalizaciones (unas 12.000 en 2013). Sin el continuo trasvase de latinoamericanos del censo de extranjeros al de nuevos españoles (son más del 60% de los que se nacionalizan), colombianos y ecuatorianos escalarían puestos en el ‘ranking’.

Las cifras llaman la atención, pero el proceso de absorción de esa población todavía no es tan intenso ni visible en Euskadi como en otras autonomías. Ahora bien, empieza a plantear el tipo de controversias a las que se enfrentan otras sociedades europeas desde hace décadas. ¿Cómo gestionar los flujos migratorios? ¿Asimilacionismo francés? ¿Multiculturalismo canadiense? «La palabra integración es difusa», explica Andrea Ruiz Balzola, que no disimula sus preferencias. «La idea de integración puede esconder una visión asimilacionista. El concepto de raza ya no se emplea por las connotaciones que tiene, pero hay que manejar con cuidado los términos ‘cultura’ y ‘etnia’. A veces se utilizan para justificar desigualdades ¿Un ecuatoriano asentado en el País Vasco es representativo de la cultura de su país? ¿Un vasco que va a trabajar a México lo es de la cultura de Euskadi?».

Los expertos de inmigración advierten de que no es una tarea sencilla, ni operativa, encuadrar a los extranjeros por grupos nacionales en pleno siglo XXI. «Los marroquíes, pueden ser bereberes o árabes. O proceder del oeste del país, que es una zona más desarrollada», matiza Eduardo Ruiz Vieytez, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto, que conoce los colectivos musulmanes.



Industrial y envejecido


Por si fuera poco, el perfil de los inmigrantes de un país también puede cambiar de una autonomía a otra. El País Vasco, por su economía industrial y su estructura demográfica envejecida, ha atraído una inmigración de corte algo más familiar, lo que facilita el asentamiento normalizado. Y ese factor familiar puede producir paradojas como que niños magrebíes de parejas estables se adapten mejor que los latinos pese a no hablar español y ser musulmanes. Una explicación es que no se crían como otros en unidades monoparentales o al cuidado de matrimonios concertados, efecto frecuente de las migraciones.

Es significativo que entre los ‘latinos’ y los rumanos abunden las mujeres dedicadas al cuidado de los mayores, gracias a la cuales decenas de miles de vascas se han incorporado al mercado laboral. En cambio, los grupos magrebíes son más masculinos y tienden a trabajar en la construcción. Pero la crisis ha obligado a algunas mujeres musulmanas a salir de casa a trabajar, porque sus maridos se han quedado en paro. Ese cambio puede tener consecuencias inesperadas.

De momento, el Observatorio Vasco de Inmigración (Ikuspegi) ha constatado que, junto con los subsaharianos, los magrebíes están más amenazados por el desempleo y la exclusión. Los chinos, entre tanto, tienen una tasa notable de afiliación a la Seguridad Social como autónomos. Sin embargo, la actividad laboral no siempre ofrece la pista correcta para definir al inmigrante. «La hostelería es una actividad frecuente entre los latinoamericanos, como lo fue la construcción», explica Andrea Ruiz Balzola. «Pero te encuentras con ecuatorianos que desempeñan trabajos que están por debajo de su cualificación; exactamente lo que les pasa a los autóctonos».

Los extranjeros son, a fin de cuentas, tan contradictorios e inclasificables como las sociedades de acogida, que experimentan su propia evolución. No es lo mismo un inmigrante que procede de un entorno urbano o de otro rural, una diferencia bien conocida en las migraciones internas de la España de los años 50 y 60. «Gran parte de la emigración interna de la Unión Europea tiene también un gran componente del campo a la ciudad», recuerda el periodista Doug Sanders en el libro ‘Ciudad de llegada’. «El grupo más numeroso de emigrantes polacos, rumanos y de los estados bálticos en las ciudades de Europa occidental proviene de zonas rurales», avisa. Colombianos y egipcios, por poner dos casos distintos, se han desplazado en general desde ciudades.

Eduardo Ruiz Vieytez llama la atención al analizar a la población magrebí sobre esa variable urbano/rural, ya que no se le suele prestar la misma atención que al componente islámico. «Pero podrías buscar más matices entre los marroquíes», insiste. Frente a quienes recelan de la religiosidad musulmana, el docente de Deusto recuerda que son las mezquitas las que, por regla general, contribuyen a que los recién llegados se instalen de forma normalizada en el lugar de destino. «Pero en Bilbao para abrir un centro de culto musulmán piden más requisitos que a un bar», critica.

También hay excepciones a la regla de la diversidad migratoria. Uno de los pocos colectivos importantes que sí parece cortado por un patrón es el chino. Eduardo Rubio Ardanaz, director del máster de Estudios Chinos de la Universidad del País Vasco, explica que el 70% de los inmigrantes de esa nacionalidad afincados en España e Italia proceden de la provincia de Zhejiang, al sur de Shanghai. «Y más concretamente de un distrito, Quintian, con una población similar a la de Bilbao».

«Emigran para prosperar – continúa – , para volver a casa con el mayor dinero posible. Su prestigio será mayor cuanto más hayan acumulado. Creen en el ascenso social, en pasar de una clase a otra, porque ha habido épocas en la historia de China en que ha funcionado. Su esquema es trabajo, estudio y ganar y ganar… No olvidemos que ellos inventaron las oposiciones». Exámenes con los que sueñan miles de vascos.


http://www.diariovasco.com/v/20140319/al-dia-sociedad/puzzle-inmigracion-euskadi-20140319.html



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