jueves, 17 de enero de 2013

La Policía de Bilbao detiene a dos jovenes que atacaron al empleado de una tienda por no venderles alcohol

Abderrasac siente «miedo». A la una de la madrugada de ayer un joven de 26 años acompañado por otro de 22 le lanzó un cuchillo que le produjo un corte en un dedo y pudo haber sido mucho más. «Si no llego a poner la mano, me lo clava en la tripa», aseguraba. Todo por negarse a venderles alcohol en la tienda de la calle La Naja donde trabaja. La Policía Municipal de Bilbao detuvo a ambos poco después y, además de agresión con arma blanca, les acusó de amenazas de muerte y de provocar daños en el local: lanzaron varias baldosas con las que rompieron tres cristales y abollaron la persiana y la entrada. Aunque al dependiente, más que los desperfectos y la propia herida, lo que realmente le preocupaba es que estas personas o sus allegados se ensañen otra vez con él porque, «visto como actuaron, pueden volver». Según aseguró el dueño, Ángel Larrinoa, aunque su local abre todos los días hasta las dos de la madrugada las seis los fines de semana desde hace unos meses no vende bebidas alcohólicas a partir de las 22.00 horas tras llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento para rebajar los altercados que se producían en la zona. Abderrasac, en ese sentido, cumplió su orden al negarse a vender varias botellas a uno de los jóvenes. Su reacción, sin embargo, le dejó paralizado. «Salió fuera y le pidió a su compañero un cuchillo con el que me amenazó». Otro empleado del local había alertado al 112 y «cuatro patrullas» de la Policía Municipal se plantaron allí en apenas unos instantes, «aunque el sujeto tuvo tiempo de esconder el arma». De hecho, aunque fueron registrados, los agentes no pudieron encontrarla «y les dejaron marchar». Poco después, sin embargo, volvían con un tercer acompañante «y empezaron a llamarme chivato y no sé que más porque hablaban en árabe». Según su versión, el que le había amenazado antes «volvió a sacar el cuchillo y me lo tiró». Después se fueron a coger «baldosas del lado de la ría» y las lanzaron contra la entrada del establecimiento. Alertada de nuevo la guardia urbana, los agentes detuvieron poco después a J. A. C. P. y a M . E. B. en la calle Hernani y el herido les entregó el cuchillo, de ocho centímetros de hoja. «Inseguridad» Ángel Larrinoa lamentó la sensación de «inseguridad» que soportan en la tienda. «Estamos asustados», reconoció. «Cuando no entran y nos intentan amedrentar, los ladrones se quedan fuera y esperan que vengan clientes para asaltarles, sobre todo a las mujeres», lamentaba. A su juicio, la situación se ha complicado «porque en otros locales de San Francisco sí venden alcohol a cualquier hora y les molesta que nosotros ahora no lo hagamos». La situación ha llegado a tal punto que los trabajadores se plantean introducir medidas de seguridad. Según uno de ellos, «hace años ya pusimos una especie de ‘cajón’ similar a los de las farmacias para dispensar los productos de noche, pero no era práctico y lo quitamos; habrá que poner algo similar, porque cada día tenemos más problemas»

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