lunes, 23 de junio de 2014

"Trabajar con estos chicos es muy gratificante; tienen valores y una gran madurez"

Todas las educadoras sociales que trabajan con estos jóvenes en los pisos que gestiona Goiztiri coinciden en la misma apreciación. "Es muy gratificante", dicen. No dudan en destacar los "valores y la madurez" que tienen estos chicos que apenas superan los 19 años. Aitziber Barrutia, la coordinadora del programa Mundutik Mundura, a través del cual atienden a cincuenta jóvenes inmigrantes en media docena de pisos, quiere dejar claro y resaltar "lo mucho que aprendemos de ellos" y "lo agradecidos que son".

Goiztiri, que se fundó en Barakaldo y se dedica desde hace casi veinte años al acompañamiento de personas en riesgo o situación de exclusión social, es una de las asociaciones que está conveniada con la Diputación Foral de Bizkaia para acoger a jóvenes inmigrantes en pisos. Según explica Aitziber, "todos los chicos que llegan a los pisos han tenido que superar un proceso de selección y han tenido que cumplir una serie de requisitos". El primero de ellos es que han tenido que estar, como mínimo, un año tutelados por el Servicio de Menores de la Diputación. También se tiene en cuenta "el comportamiento, el nivel de castellano, y que estén realizando algún tipo de formación o estudios".

Según señala la coordinadora, "hay una criba muy importante antes de llegar a estos pisos". Cumplidos, por tanto, los 18 años, y una vez superada la selección, a cada joven se le asigna "una tutora de referencia", que hace lo que se denomina "el acompañamiento integral". Entre el Servicio foral de Menores y la tutora se establece un plan individualizado "con objetivos a cumplir". De todas formas, el objetivo final del programa es que los jóvenes salgan, tras una estancia de año y medio en los pisos, con la suficiente formación como para hacer una vida autónoma.

Eli, la educadora social del piso que visitamos, explica que "como son pisos de media intensidad, venimos dos o tres veces por semana para ayudarles en lo que no sepan hacer". No solo les enseñan a realizar la tareas domésticas como cocinar, planchar o poner la lavadora. "También trabajamos mucho las relaciones con los vecinos", dice Eli, "por eso les decimos que sonrían, que saluden, que den los buenas tardes, y que intenten no hacer ruido".

Así, a base de educación y buenos modales, es como consiguen cambiar estos jóvenes la mala imagen que ellos mismos quieren desterrar. "El comportamiento es bueno en general", dice Eli. Y como ya son mayores de edad, no tienen horarios de entrada y salida. "Solo les pedimos que duerman en casa", señala la educadora social. Así que disponen de total libertad.

Itzi, otra de la educadoras sociales, quiere aprovechar también la ocasión para romper barreras y prejuicios. "Cuando comento dónde trabajo y les digo lo majos que son estos chicos, la gente se sorprende". En los cinco años que lleva trabajando en este proyecto, Itzi asegura que "si he conocido a 150 chavales, 145 han sido majísimos". Itzi está "supercontenta" con el trabajo que realiza y le "encanta" estar con ellos. "Son mucho más abiertos de lo que la gente piensa", concluye. Lo mismo piensa Aitziber, quien destaca sus valores, su madurez, su trayectoria vital y su capacidad de esfuerzo". Por eso la coordinadora insiste en que "es muy sencillo trabajar con ellos". Por su experiencia, "mejor que con los nacionales". La pena es que estos chicos tienen que abandonar los pisos cuando cumplen 19 años y medio. "Ellos están optimistas", dice Aitziber, "pero la realidad que tienen ahora por la crisis es muy complicada". Les están llegando noticias de chicos que salieron de los pisos, pero que, por falta de trabajo, han perdido los permisos y han vuelto a la calle.

http://www.deia.com/2014/06/22/bizkaia/trabajar-con-estos-chicos-es-muy-gratificante-tienen-valores-y-una-gran-madurez

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