martes, 10 de abril de 2012

Homenaje al joven fallecido aficionado del Athletic

Más de un millar de personas participaron en una ofrenda floral organizada por la cuadrilla de Iñigo en el lugar en el que cayó mortalmente herido.
El aficionado del Athletic resultó mortalmente herido el pasado jueves tras registrarse una carga policial al término del partido disputado en San Mamés entre la escuadra rojiblanca y el Schalke.

El acto en solidaridad con Iñigo fue organizado por sus amigos y algunos de sus familiares, que en las últimas horas han culpado a la Ertzaintza de haber matado al vecino de Basauri de un pelotazo de goma disparado a bocajarro. Más de un millar de personas respondieron a la convocatoria. Durante veinte minutos se guardó un respetuoso silencio que sólo fue quebrado por una sonora salva de aplausos. Fue entonces cuando varios de los presentes alzaron la voz para proferir la frase: 'Herriak ez du barkatuko' ('El pueblo no perdonará'), consigna que se suele corear en actos de la izquierda abertzale y que, inmediatamente, fue acallada por los propios allegados del joven fallecido, que exigieron respeto y «ningún grito ni altercado».


El inicio del homenaje estaba fijado para las 19.00 horas en la calle María Díaz de Haro, en el sitio exacto donde Cabacas cayó malherido el pasado jueves, frente al escaparate de la peluquería Vir, en una especie de callejón sin salida que se comunica con la vía bilbaína y donde, según testigos presenciales, volaron botellas y pelotas de goma «a mansalva». Sobre las 18.45 horas, la Policía Municipal tuvo que cortar el tráfico debido a la gran cantidad de personas que acudía a la concentración.
Desde la cercana calle Licenciado Poza ya se podía percibir el anormal silencio que se apoderó de uno de los rincones más bulliciosos de la capital vizcaína, que suele estar a rebosar en días de partido. En el mismo escenario de los hechos, los amigos colocaron una bufanda del Athletic y una bandera de la peña Piratak. Una pancarta, pintada a mano, en euskera y castellano, presidía el improvisado altar. Rezaba: «No hay derecho, Iñigo te recordaremos». Debajo, una fotografía del fallecido, que se mostraba sonriente en el transcurso de una soleada excursión en San Juan de Gaztelugatxe.


A las siete en punto, una amiga del joven se acercó a un sencillo altavoz, colocado sobre la mesa de un bar. Cogió un micrófono y explicó en qué consistiría el homenaje. Afirmó que todos estaban allí para honrar y en solidaridad con el hincha rojiblanco. Y que la cuadrilla de Iñigo no quería que se produjera «ningún altercado». Los asistentes respetaron durante veinte minutos su expreso deseo. Fue un periodo de tiempo muy largo, en el que sólo se escucharon llantos, lágrimas y sollozos. También muchas reacciones de ira contenidas. Todo en medio de un silencio que helaba el ánimo de los presentes. En el rostro de muchos de los amigos de Iñigo se palpaba el dolor. Algunos intentaron ocultar sus emociones con gafas de sol, pero acabaron quitándoselas para enjugar sus lágrimas. Uno de sus allegados terminó desmayándose en una escena que puso la piel de gallina a los congregados. Muchos de los asistentes lucieron camisetas y emblemas del Athletic.
La cuadrilla no quiere que se politice lo sucedido. Sólo desea que se haga justicia, explicó una persona muy cercana al grupo de allegados de Iñigo.

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