Su publicación en Facebook corre como la espuma por las redes sociales. En ella cuenta una agresión ocurrida en el tren cuando viajaba de Fuengirola a Málaga y muestra la imagen de uno de los supuestos autores de los hechos. Tras su relato sólo hace una petición:
ayuda para identificar a los jóvenes que habían protagonizado los
hechos. Su iniciativa ha obtenido el resultado que quería y ayer se
personó en una comisaría del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y denunció ser víctima de un ataque racista, en el que la habían insultado y pegado por su nacionalidad.
Los hechos ocurrieron a primera hora de la mañana del pasado domingo. Iris Zhang,
una joven nacida en China que se encuentra estudiando español en
Málaga, había acudido a Fuengirola con unos amigos la noche anterior
para visitar la Feria Internacional de los Pueblos: «Lo pasamos muy
bien, pero para volver a la capital perdimos el último cercanías y
tuvimos que coger el primero del día siguiente».
En
declaraciones a este periódico, cuenta que sobre las seis de la mañana
cogieron el tren en dirección a Málaga. El cercanías estaba lleno y ella «muy cansada», por lo que se separó de sus amigos y se sentó en una plaza que encontró libre en el último vagón.
Alrededor
de ese sitio había un grupo de una decena de jóvenes de entre 15 y 17
años. «Hacían mucho ruido, estaban cantando y hablando muy alto. También
imitaban el acento de una persona asiática de forma insultante, pero estaba tan cansada que me dio igual, así que me senté y me quedé dormida», apunta la denunciante.
Quizás
porque aún no domina muy bien el idioma, no se percató de todo lo que
ocurría. Dos chicas, que se encontraban en ese mismo vagón, explican a
este periódico que los jóvenes cantaban profiriendo frases como «puta china» o «china de mierda vuélvete a tu país».
A
Zhang le despertó de su sueño un golpe en la cabeza. Pensó que era una
amiga y, al no ver a nadie alrededor, imaginó que alguien habría chocado
con ella de forma accidental, así que volvió a quedarse dormida.
Pero siguió recibiendo golpes y vio cómo un chico la estaba grabando, siempre según su relato. «El
que estaba detrás de mí se hacía el dormido, pero no podía dejar de
reírse», apunta, a la vez que añade que todo el grupo se burlaba de
ella: «Me trataron como una idiota, no podía creérmelo. Me sentí muy
ofendida porque seguían riéndose de mí».
La denunciante insiste en que reconoció al joven que le había golpeado, que iba vestido con un polo de color blanco. «Me puse en pie y pedí que me dejaran en paz.
También había otro que era como el líder del grupo, que me insultó.
Estaba fumando en el tren y me lanzó el cigarrillo a la cara, pero logré
esquivarlo», asegura.
Uno de los aspectos que más decepcionaron a la joven, que tiene 22 años, es que, pese a que el vagón estaba lleno, «nadie hizo nada por ayudarme».
Sólo recuerda a unas chicas que le echaron una mano. «Les gritamos
desde el fondo para que dejaran de molestarla», indica una de ellas,
quien precisa que acabaron sentándose al lado de Zhang para que no le
hicieran nada y le proporcionaron el número de la policía por si quería
denunciar lo ocurrido.
Finalmente, los jóvenes se bajaron en Arroyo de la Miel. Fue entonces cuando la joven aprovechó para sacarle una foto a uno de los supuestos agresores. Usó la imagen para pedir ayuda a través de su perfil de Facebook con la intención de identificar a los miembros del grupo.
La respuesta no se hizo esperar. Su publicación ha sido compartida por más de 1.400 personas, logrando que testigos se hayan puesto en contacto con ella. De esta forma ha logrado localizar algunos de los perfiles de Instagram de los posibles autores,
ofreciendo sus nombres a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía
(CNP) a la hora de interponer la denuncia por estos hechos. Además,
afirmó que todas estas agresiones e insultos se deben a su nacionalidad.
Zhang explica que, por los insultos y cómo imitaban el acento asiático, está convencida de que fue «un ataque racista»: «Era la persona más vulnerable que había en el vagón. Me vieron sola, parezco más joven de lo que soy y extranjera».
Pese
a la «mala experiencia», Zhang señala que los jóvenes a los que ha
denunciado no representan a la sociedad de una ciudad en la que está
«encantada». Va a pasar unos años estudiando español y Málaga era sólo
una de las paradas en su ruta, sin embargo, al conocerla ha decidido instalarse en la capital como su «puerto base».
«Personas racistas hay en todas partes y esto que ha pasado no va a cambiar la opinión buenísima que tengo de Málaga. De hecho se la recomiendo a todos mis amigos cuando tienen que hacer algún viaje o que, como yo, quieren ir fuera de China a estudiar español», indica.
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