El presidente de la oenege Movimiento contra la Intolerancia confía en que el incidente del Rayo-Albacete tenga efecto pedagógico.
Esteban Ibarra, presidente de Movimiento Contra la Intolerancia. |
Esteban Ibarra, presidente de la oenegé Movimiento contra la Intolerancia y partícipe en la redacción de la vigente Ley contra la violencia el racismo la xenofobia y la intolerancia en el deporte, aprobada en julio de 2017, aplaude la suspensión del Rayo Vallecano-Albacete a mitad del partido que celebraba contra el Albacete por los cánticos y pancartas contra Román Zozulya, delantero del equipo visitante.
¿Cómo valora lo ocurrido en el campo del Rayo? La decisión de interrumpir el partido fue ajustada a derecho, porque la ley prevé que se aplique cuando se den situaciones como las que ocurrieron, y además señala que debe ejecutarse como se ha hecho, implicando al árbitro, al delegado de Seguridad y a la federación. No fue una decisión caprichosa del árbitro, sino el cumplimiento estricto de la ley.
Pero no se hizo en otras ocasiones cuando también hubo insultos racistas, homófobos o xenófobos contra los jugadores. Estoy de acuerdo, el cierre debería haberse llevado a cabo en otros casos similares del pasado, como cuando se insultó «mono» a Samuel Etto en la Romareda, pero que no se hiciera entonces, no significa que debamos seguir permitiendo sucesivos incumplimientos de la ley, que es muy clara a la hora de marcar los límites. La tolerancia no tiene nada que ver con la permisividad permanente. Si no se hizo antes y ahora sí, bienvenido sea. Nunca es tarde si la dicha es buena.
Se ha generado una gran polémica sobre la simpatía de Zozulya hacia el nazismo. Se nos olvida algo muy importante de principio democrático: las personas, con independencia de sus ideas, son sujetos de libertades y derechos. Y quienes han insultado a ese jugador, les han suspendido esos derechos. La ley sanciona acciones ilegales, no pensamientos, y en este caso, está fuera de la legalidad insultar a una persona por su ideología, sea cual sea.
¿Aunque se trate de una ideología intolerante? Un grupo de aficionados de un estadio no es nadie para juzgar la ideología de un jugador e insultarle, opine lo que opine. Aquí se sanciona el insulto, no la ideología de nadie. Si hoy permitimos que se insulte a un jugador por pensar lo que piense, mañana tendríamos que admitir que se insulte a Piqué en el Bernabéu por simpatizar con los independentistas o a Ramos en el Camp Nou por ser españolista.
¿Podría haberse evitado el cierre del estadio? Sí, por ejemplo, identificando a quienes emitieron los insultos y expulsándolos de la grada. Pero, para eso, los equipos deberían cumplir otro requisito que marca la Ley, y que nadie cumple, que consiste en tener de un libro de registro de grupos de aficionados. Lo dice el artículo 9 de la Ley y el 22 del Reglamento. Serviría para identificar a los responsables de los grupos que emiten insultos, pero casi ningún equipo dispone de ese registro.
¿Cree que lo ocurrido este domingo en Vallecas sentará un precedente? Espero que sí. Confío que tenga un efecto pedagógico y que lance el mensaje a las gradas de que no se puede insultar a nadie. De cara a los equipos de fútbol, ojalá lo de Vallecas sirva para que la ley empiece a cumplirse en todos sus términos.
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