El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha prohibido toda actividad pastoral a un feligrés de 50 años, con décadas de experiencia como catequista, miembro del Consejo Pastoral de su parroquia y sustituto del sacerdote en la predicación, que quería ser sacerdote y escribió una carta al papa Francisco para poder ser ordenado. Su único delito, ser homosexual. Eso sí, puede seguir yendo a misa como un parroquiano más.
El obispado ha enviado una nota a la prensa en la que niega que el motivo detrás
de la decisión sea la homofobia. "La libertad de opinión y expresión son
derechos irrenunciables. La difamación y la injuria, sin embargo, no", dice la comunicación, según la cual el catequista publicó en sus
redes un escrito anónimo "difamatorio e injurioso contra el obispo" y
por "este único motivo" se retiran las responsabilidades
parroquiales.
La carta a la que se aluden fue escrita
por un sacerdote anónimo que critica irregularidades en la diócesis y define al
obispo como "un lobo con piel de cordero" y fue compartida por el
catequista en su perfil de Facebook con la siguiente introducción: "Al
final he decidido compartirlo pues estoy convencido de que los silencios en la
Iglesia no son buenos. ¡Ojalá este sacerdote se sintiera libre para escribir y
decir todo lo que siente y piensa!".
El julio pasado el propio feligrés relataba cómo el obispo se había
comprometido a hacer llegar al Papa Francisco una carta en la que este hombre le pedía poder ordenarse sacerdote y en la que confesabaque, con 14 años, sufrió abusos por
parte de un religioso. Algo que no minó su fe.
Tuvo que enviarle dicha carta porque el obispo se había negado a ordenarle sacerdote pues, según él, una instrucción vaticana prohibía la ordenación de homosexuales. Pero sí se comprometió a entregar en mano a Bergoglio la misiva. Y meses después le
prohíbe cualquier participación en la vida de su comunidad.
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