martes, 22 de julio de 2014

“No se pueden lanzar mensajes contra la inmigración para buscar réditos políticos”

Marroquí y residente en Gipuzkoa desde hace dos décadas, Malec, presidente de la asociación Jatorkin, por la mediación cultural, solo entiende desde el “nerviosismo” los constantes ataques del alcalde de Vitoria hacia los magrebíes

A fuerza de repetirse, acaban por solaparse las acusaciones dirigidas a uno de los eslabones más débiles de la sociedad. El alcalde de Vitoria, Javier Maroto, parece haber convertido la inmigración en su baza electoral. “Era un político que inicialmente daba una imagen de moderado dentro de su partido, pero ha acabado siendo el más radical”, sostiene Shad Malec, presidente de la Asociación Jatorkin, que trabaja por la intermediación cultural en Gipuzkoa. Si hace un mes ordenó que se expulsase de las piscinas a las musulmanas que se bañaran vestidas, esta semana ha subido el tono, acusando a argelinos y marroquíes de venir a Euskadi “sin ningún interés por trabajar o integrarse”, con el único fin de vivir de las ayudas.

¿Usted lo hace?

Nunca lo he hecho. Se lanzan acusaciones sin ninguna base. El Servicio Vasco de Empleo, Lanbide, está controlando las ayudas más que nunca, incluso hasta extralimitarse. Hoy en día, para recibir la prestación tienes que acreditar estar pagando un alquiler desde tiempo atrás, necesitas estar empadronado desde hace tres años, o demostrar que has cotizado durante cinco.

¿Por qué la ha tomado el alcalde con ustedes?

Me da la sensación de que es fruto del nerviosismo que le ha entrado por ver a Bildu cada vez más cerca en Vitoria. La diferencia de votos es cada vez más estrecha y, en ese sentido, está apelando al voto xenófobo. Lo cierto es que es una acusación tras otra, algo que solo me explico por el miedo que tiene a perder cota de poder. En un principio parecía una persona comedida, pero ha acabado más radicalizado que cualquiera. Está haciendo la campaña desde ahora...

¿Y qué opina de esa supuesta estrategia?

Un político no puede atacar directamente a todo un colectivo diciendo que vive exclusivamente de las ayudas. No es así, pero además: ¿acaso no hay votantes del PP que viven de las ayudas? ¿En ese caso no ocurre nada?

¿No sería posible el consenso sin meter tanto ruido?

Es que no interesa por lo que he explicado. La derecha en el País Vasco ha aprendido la lección de Catalunya, donde desde 2008 han pasado de ser la cuarta fuerza a la segunda tras convertir la inmigración en el tema estrella, como hizo la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho. Creo que todo viene de ahí. Fue entonces cuando comenzaron los discursos de Basagoiti con aquello de “primero los de casa”. Maroto también ha vivido diferentes polémicas a cuenta de la mezquita de Vitoria. Es un sector de la derecha que sigue instalado en el discurso alarmista. Hay personas que cuando no encuentran una solución a algo echan siempre balones fuera, responsabilizando de la situación a los inmigrantes. Recuerdo que cuando comenzó la crisis, algunos medios afines a la derecha llegaron a decir que los bancos no concedían más créditos porque habían dado muchas partidas económicas a los inmigrantes, y que estos se habían marchado a su país. ¿En qué cabeza cabe? Quizá seamos un poco tontos, pero no tanto como nos quieren hacer creer. ¿Quién da dinero a cambio de nada? No tiene ningún sentido.

¿En qué ha quedado la polémica surgida hace un mes tras el baño de una mujer vestida en una piscina municipal?

Después de todo el revuelo que se montó, fuentes del propio Ayuntamiento de Vitoria me han confirmado que aquella mujer que se bañó con ropa era una holandesa que estaba de paso, que ni siquiera vivía en Vitoria. Es decir, fue un caso aislado que no respondía a ninguna costumbre ni mucho menos arraigada.

¿Puede bañarse una mujer con velo en una piscina?

Hay diferentes cuestiones a analizar. Desde un punto de vista higiénico, todos somos iguales. Nadie se puede meter con ropa dentro de una piscina. Si vivimos aquí, debemos respetar las normas, de la misma manera que tampoco me parece apropiado ver a chavales metiéndose en el agua con calzoncillos bajo el bañador, como se ha ido poniendo de moda estos últimos años. Se pueden dar muchas situaciones, aunque reconozco que llego a ser bastante crítico con el colectivo árabe.

¿En qué sentido?

Nosotros venimos de fuera, y no creo que ningún país deba cambiar su espacio público para contentar al recién llegado. Es más bien una cuestión de sentido común. Diría más: habría que ver hasta qué punto la religión musulmana le obliga a uno a bañarse con ropa. Yo vengo de una zona, en Marruecos, en donde las mujeres se bañan en bikini sin mayores problemas. En realidad, nos encontramos ante dos sociedades: una abierta y otra salafista, con un discurso fundamentalista que está calando mucho, detrás del cual hay un lobby mediático y un poder financiero como el que representa Arabia Saudí.

¿Observa también en Gipuzkoa un auge de posturas, digamos, integristas?

Es algo que se observa, curiosamente, entre musulmanes que han nacido en Europa. Quizá el clima de rechazo y los prejuicios están empujando a un sector de la juventud a abrazar ese discurso más radical. Así lo apuntan muchas investigaciones, que señalan que personas que no han conocido el Islam en el país de sus padres llegan a ser más radicales que los propios oriundos. Es un discurso que está calando mucho...

De modo que estamos ante diferentes maneras de entender la vida y sentir la religión...

De hecho, no hay ni un solo verso del Corán que diga que la mujer deba taparse. Hay diferentes corrientes, como en cualquier pensamiento o religión. Dicho todo esto, lo que no se puede hacer es lanzar mensajes como los que hemos escuchado en Vitoria en un claro intento de buscar un rédito político...

“De seguir así, nuestras piscinas se van a parecer al río Ganges”. Fue uno de tantos comentarios que pudieron leerse en las redes sociales tras la polémica...

Yo lo único que vi fue una mujer con ropa en la piscina. Al parecer, la mujer estaba acompañando al pequeño. ¿La solución es mandarles al pantano, como decía el alcalde? Hay cien modos de llegar a acuerdos. Hay quien ha llegado a plantear diferentes horarios para el uso de la piscina, de modo que los musulmanes puedan utilizarla según sus costumbres. Hay muchas maneras de hacer las cosas, aunque no creo que esa sea precisamente la solución, porque no haría más que dividir aún más a la sociedad, abriendo aún más la brecha.

¿Sigue pesando mucho la crisis en la percepción que tiene la sociedad de la inmigración?

Es una situación alarmante y preocupante. Hablo con mucha gente, y se percibe mucho rechazo hacia el colectivo marroquí. La población marroquí y la rumana gitana es la menos deseada. Sospecho que mucha gente no nos percibe bien por cuestiones religiosas. Hay quienes nos dicen claramente que no toleran el grado de hipocresía que dicen ver dentro de nuestro colectivo. Es algo que suele escucharse.

¿Hipocresía en qué sentido?

-Hay quien piensa que por un lado nos ponemos muy serios con el tema, pero nos achacan que en la intimidad llevamos otra vida. El mayor rechazo viene de ahí, de esa doble vida que puede llevar algún miembro del colectivo, pero que de ningún modo justifica el rechazo hacia el resto.

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2014/07/20/sociedad/no-se-pueden-lanzar-mensajes-contra-la-inmigracion-para-buscar-reditos-politicos

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