Con apenas 40 horas de diferencia, los crímenes de Pontevedra y Madrid han dejado cuatro mujeres asesinadas más –aunque dos de ellas no computen como víctimas de violencia de género– y otros cuatro menores huérfanos.
Concentración en protesta contra el triple crimen de Valga (Pontevedra). (EFE) |
Esta tercera semana de septiembre ha arrancado de la peor forma posible: con dos crímenes machistas que han dejado cuatro mujeres asesinadas y cuatro menores huérfanos en apenas 40 horas. A primera hora de la mañana del lunes, José Luis Abet utilizó un revólver del calibre 32 para el que carecía de licencia para asesinar a su exmujer delante de sus dos hijos de 4 y 7 años a la puerta de su casa de Valga (Pontevedra) y luego disparar a su excuñada y a su exsuegra, que también murieron. El martes por la noche, otro hombre de 42 años sobre el que pesaba una orden de alejamiento de su expareja decidió ignorar dicha prohibición y acuchilló a su víctima en Madrid en presencia de sus hijas, de 8 y 10 años.
Dos crímenes machistas que engrosan una pavorosa estadística, que lamentablemente no deja de crecer: en lo que va año 42 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas —1.017 si nos remontamos a 2003— y 32 niños han perdido a su madre. Además, tres menores de edad han sido asesinados en 2019, víctimas de la violencia de género ejercida contra sus madres.
En ese registro oficial y frío no entran la hermana y la madre de la exmujer del asesino de Valga porque la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género la define como aquella que sufren las mujeres por parte "de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aún sin convivencia". En 2013, los hijos e hijas también fueron reconocidos como víctimas directas de violencia de género y comenzaron a contabilizarse, pero no otras víctimas colaterales.
La última víctima, una mujer paraguaya de 31 años asesinada en el portal de su casa de Madrid delante de sus dos hijas, sí había denunciado previamente a su expareja. El asesino tenía una orden de alejamiento en vigor de la víctima por denuncias de maltrato dictada por un juzgado de la localidad madrileña de Navalcarnero. No lo había hecho la mujer asesinada en Pontevedra, que estaba en trámites de separación de su asesino, que ya se encuentra en prisión. Sus víctimas serán enterradas este miércoles.
Dos tercios de las mujeres asesinadas eran españolas y en casi siete de cada diez casos convivían con su presunto agresor
En ese sentido, de las 42 mujeres asesinadas, solamente nueve habían denunciado su situación de maltrato aunque dos de ellas no continuaron con el proceso. En cuatro de los casos en los que sí existía denuncia, se adoptaron medidas de protección, y en otros cuatro, estas medidas estaban vigentes en el momento del crimen.
La mayoría de las víctimas mortales (el 41%) tenía entre 41 y 50 años, franja de edad que también predomina entre los agresores (46,3%). Dos tercios de las mujeres asesinadas eran españolas y en casi siete de cada diez casos convivían con su presunto agresor.
Respecto a los 42 agresores, el 62% son españoles. Tras cometer el crimen, 12 se suicidaron y tres lo intentaron sin éxito.
Por comunidades autónomas, cinco concentran la mayoría de los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas que se han cometido en lo que va de 2019. En concreto, se trata de: Andalucía (9 casos), Canarias (6), Comunidad Valenciana (6), Catalunya (5) y Comunidad de Madrid (6). Los restantes se produjeron en Castilla y León (3), Cantabria (2), Galicia (3), Aragón (1) y la Región de Murcia (1).
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