Se cumplen ocho años de la mayor
matanza que ha vivido Noruega desde la II Guerra Mundial, realizado por un
neofascista que acabó con la vida de 76 personas, en su mayoría jóvenes
laboristas, a los que asesinó por defender una Europa multicultural. El
innombrable asesino era un terrorista alimentado por su ideología racista,
islamófoba y de extrema intolerancia, ideología compartida por una ultraderecha
que está empeñada en destruir la democracia, la igualdad, la tolerancia y la
convivencia intercultural, liquidando todas las conquistas planetarias en
materia de derechos humanos.
Es fundamental no olvidar y
recordar a las víctimas de los crímenes de odio. Vivimos tiempos de olvido,
donde resulta imprescindible y radicalmente necesario mantener la memoria del
las víctimas y el compromiso solidario, el reforzamiento democrático frente al
odio y de lucha para avanzar en todos los ámbitos frente a las lacras del
racismo, la xenofobia y la intolerancia que vuelven a estar amenazadoramente
presentes en nuestro continente. Esto es objetivamente ineludible.
Para ello, conmemoramos hoy del
Día Europeo por las Víctimas de Delitos de Odio, instaurado el 22 de julio por
el Consejo de Europa en recuerdo a las víctimas de los asesinatos de Oslo y
Utoya en 2011, una iniciativa que fue encabezada por Movimiento contra las
Intolerancia y a la que se sumaron otras organizaciones.
Una fecha que mantiene vivo el
compromiso de solidaridad con quienes más sufren e invita a toda la ciudadanía
a un ejercicio democrático de movilización en defensa de la víctima de odio.
Entendemos que en memoria a tanto sufrimiento, el día 22 de Julio nos recuerda
directamente a las víctimas en Oslo y Utoya, y a su vez nos permite referenciar
una permanente llamada a la Justicia que emerge de este dolor compartido frente
a los crímenes de odio.
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