A través de obras teatrales, los niños y niñas pueden aprender a identificar conductas y no permanecer inmóviles ante estos casos
Las obras teatrales nos permiten trasladarnos a lugares imaginarios, y pueden emocionarnos o hacernos volver a la infancia. Pero el teatro es también una herramienta para luchar contra el acoso escolar y una vía para transformar la realidad a través de la reflexión.
Los personajes principales nos permiten identificarnos con ellos, empatizar, entender sus complejidades…
Distintas obras de teatro pretenden ayudar a los jóvenes y niños a protegerse en situaciones de acoso escolar y dotar de recursos a docentes y familias, que les permitan detectar situaciones de riesgo y conocer los pasos a seguir en caso de alarma.
Se pone especial énfasis en la identificación de todos los agentes implicados en el acoso escolar: víctima, acosador y también espectador. Se intenta que alumnado no permanezca inmóvil ante los casos de acoso escolar.
En España, miles de casos de acoso escolar permanecen ocultos. No se registran oficialmente, ya sea como resultado de errores en la recogida de los datos por parte de la Administración, porque profesorado y padres y madres no saben cómo identificarlo y actuar, o porque las medidas que existen para atajarlo no están funcionando. Así lo denuncia Amnistía Internacional en su primer informe en España sobre la materia publicado en junio bajo el título “Hacer la vista… ¡gorda!”
“Las autoridades públicas, los centros escolares y el profesorado deben transmitir un mensaje claro de tolerancia cero. El acoso escolar no es una “niñería”. La responsabilidad la tienen las personas adultas y entre todas las partes implicadas, incluidos los y las menores, tienen que dar una respuesta rápida y efectiva que frene y prevenga este grave problema”, apunta Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España.
En este sentido, el teatro puede convertirse en una herramienta muy poderosa para combatir esta realidad. Es interesante que las obras estén representadas por los propios estudiantes, que sean los niños y niños, coordinados por un profesor, los que se suban al escenario en sus escuelas. Pero también que vean obras que traten sobre el tema, para que el problema no sea invisibilizado.
Existen distintas iniciativas en esta línea. Por ejemplo, esta semana, ¡Stop bullying!” fue el grito que salió de la garganta de cada uno de los 240 niños que pudieron disfrutar de la representación llevada a cabo por la compañía de teatro social improvisado Impro Canarias. Este grupo se desplazó hasta el CEIP Simón Pérez como parte del proyecto Zona Libre de Acoso.
La obra escenificaba cómo un niño consentido y que no conocía los límites tenía conductas negativas con sus padres, sus profesores y sus compañeros de clase. La actividad fue muy interactiva con el público: ante situaciones de violencia familiar física y verbal por parte del protagonista, faltas de respeto hacia sus profesores y compañeros, eran los propios niños quienes, al ser preguntados por los actores, denunciaban lo que estaban viendo.
El objetivo de la actividad era que los alumnos fueran capaces de identificar conductas de acoso y situaciones de bullying que hay que dejar de normalizar.
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