Movimiento contra la Intolerancia condena los agresivos incidentes de odio, cometidos por minorías radicalizadas contra Ciudadanos, durante la Manifestación Feminista del 8 de marzo en Madrid y pide la erradicación de estas conductas.
En un contexto plausible y de gran movilización social por las reivindicaciones plenas de igualdad y libertad de la mujer, hemos podido ver y comprobar directamente como grupos de personas, desde su radicalización extremista, impedían el ejercicio de libertades públicas y derechos fundamentales de Manifestación a las personas del partido Ciudadanos en la Manifestación del 8 de marzo en Madrid.
No se puede aceptar que existan conductas que obstaculicen en la vía urbana su participación, se amenace, insulte y a empujones, les obliguen a retirarse, vulnerando gravemente el derecho que asiste a todo participante en una convocatoria pública de manifestación del carácter del 8 de marzo, día de reivindicación que impulsa el feminismo inclusivo por causa tan justa como la que representa.
El bloqueo de su marcha en la manifestación, la hostilidad y las serias amenazas obligaron a que realizaran su retirada, escoltados por las fuerzas de seguridad. Un vergonzoso incidente de odio por razón ideológica para el que nada hay que justifique o asista a quienes lo cometen.
Este incidente de odio, dirigido a impedir la legítima presencia y participación del partido de Ciudadanos en la manifestación, fue protagonizado por minorías radicalizadas –nunca por el conjunto de los manifestantes– y pudieron incurrir, a nuestro juicio, en la infracción del 514.4 del C. Penal, destinado a sancionar a quien impide el derecho de manifestación o la perturba gravemente, por motivos ideológicos, amparándose en la multitud de manifestantes que habíamos acudido convocados por unos lemas por los que hemos luchado y seguiremos luchando hasta conseguirlos plenamente, no solo en España, sino a nivel universal.
En España, al igual que en otros países, se cometen numerosos incidentes de odio basados en la intolerancia por diferentes motivos, pero queremos advertir del crecimiento continuado de los incidentes y delitos de odio por motivos ideológicos, lo que debe suponer para todas las entidades e instituciones que defienden los derechos humanos, una razón evidente de conciencia para reaccionar y condenar estas acciones que peligrosamente también se extienden como un estilo opuesto a la convivencia democrática, por lo que pedimos a la sociedad civil, instituciones democráticas y en especial, a entidades y partidos organizadores de la manifestación que rechacen profundamente estas conductas y contribuyan a su erradicación.
Ante estos comportamientos agresivos de odio e intolerancia, los movimientos sociales democráticos ni pueden aceptar esto, ni guardar silencio cómplice, ni entrar en dobles raseros y demonizaciones. Hay que ir a los hechos, sin que nos manipule nadie y con criterio propio. No hay “peros”, ni justificaciones “políticas”, no existe el “contraderecho” de suspender derechos de libertad y manifestación, como muchos de nuestras pioneras veteranas de lucha contra la dictadura, contra la represión, la opresión y las agresiones machistas, nos lo recuerdan de manera insistente. Corremos el peligro de que la intolerancia penetre en los movimientos sociales, dañándonos por ser contraria a la igualdad, la libertad, la justicia, las tolerancia y solidaridad que van implícitas en estas, nuestras movilizaciones en defensa de los derechos de las mujeres.
El movimiento feminista siempre ha sido expresión de lucha transversal e incluyente, y aunque es lícito criticar, disentir, manifestar opinión, incluso gritando, no lo es dañar dignidad y derechos porque entra en el terreno de lo ilícito que debemos impedir en todos los campos sociales. Y a quienes jalean, justifican o predican el “vale todo” o el “fin justifica los medios”, les volvemos a recordar que “la libertad de expresión no es libertad de agresión”, por eso siempre defenderemos el Estado de derecho y social, así como las movilizaciones democráticas recordando que lo que sobra es la conducta extremista, totalitaria y excluyente en todos los ámbitos de reivindicaciones sociales.
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