COMUNICADO DE PRENSA
GINEBRA, 1 de marzo de 2020—En el Día de la Cero Discriminación, el cual se celebra el 1 de marzo de cada año, ONUSIDA llama a poner fin a la discriminación contra las mujeres y las niñas y a conseguir los mismos derechos, trato y oportunidades.
A pesar del progreso alcanzado en algunas áreas, las prácticas coercitivas, la legislación discriminatoria, y la violencia de género son solo algunas de las violaciones de los derechos humanos que continúan impactando de manera desproporcionada en las vidas de las mujeres y las niñas de todo el mundo. ONUSIDA está destacando áreas en las que impera la necesidad de cambio: igual participación en la vida política; derechos humanos y leyes que empoderen; justicia económica: igual salario por igual trabajo; poner fin a la violencia de género; brindar atención médica sin estigma ni barreras; acceso igualitario y gratuito a la educación primaria y secundaria; y justicia climática.
«El feminismo, los derechos humanos y la cero discriminación son valores compartidos en todo el mundo», insiste Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Expresan nuestra humanidad, nuestro reconocimiento que compartimos una visión para un futuro mejor, y eso es clave para erradicar el sida».
A nivel mundial, al menos una de cada tres mujeres y niñas ha experimentado violencia en sus vidas, y las adolescentes experimentan tasas más altas de violencia de pareja que las mujeres adultas en general. Esta cifra esconde profundas disparidades, con más del 50% de las mujeres en algunos países reportando violencia solo en los últimos 12 meses.
Aunque algunos países han progresado hacia una mayor igualdad de género, la discriminación contra las mujeres y las niñas todavía existe en todas partes. Sabemos que sin igualdad de oportunidades desde el principio, sin acceso a la educación, la desigualdad persistirá. Sin embargo, casi una de cada tres niñas adolescentes de entre 10 y 19 años de los hogares más pobres del mundo nunca ha ido a la escuela.
Las desigualdades, la discriminación y la violencia siguen siendo posibles dentro de las estructuras de la sociedad. En muchos países, las leyes que discriminan a las mujeres y las niñas siguen vigentes, en áreas de trabajo, propiedad, derecho penal y salud y derechos sexuales y reproductivos, entre otros.
Más de 80 países penalizan algunos aspectos del trabajo sexual, y las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por las leyes que penalizan el uso de drogas. Mientras tanto, las leyes que defienden los derechos básicos de las mujeres y las protegen contra el daño y el trato desigual están lejos de ser la norma. Por ejemplo, solo 88 de 190 países tienen leyes sobre igual salario por trabajo de igual valor para hombres y mujeres. Intersecando con otras formas de discriminación, por ingresos, raza, etnia, discapacidad, orientación sexual e identidad de género, estas violaciones de derechos perjudican desproporcionadamente a las mujeres y las niñas.
A lo largo de estos años los Gobiernos han firmado numerosos compromisos para poner fin a la violencia y la discriminación contra las mujeres y las niñas. Sin embargo, cientos de mujeres y niñas en todo el mundo continúan siendo víctimas de la discriminación, del abuso y de la violencia, con el consecuente y elevado coste que ello supone para sus familias, comunidades, sociedades y desarrollo económico.
«Hemos de transformar nuestra sociedad para que no haya ciudadanos de segunda», instó la Sra. Byanyima. «Debemos acabar con la violencia de género, la desigualdad y la inseguridad, y garantizar que las mujeres y las niñas puedan acceder de manera igualitaria a la educación, la sanidad, la vida pública y el empleo».
Para esta transformación, necesitamos mujeres en roles de liderazgo, a nivel comunitario, así como a nivel nacional, regional y global. La representación de los intereses de las mujeres es fundamental para cambiar las desigualdades estructurales. Sin embargo, en 2019, menos de una cuarta parte de los parlamentarios eran mujeres.
Para agravar estas desigualdades están las cargas de la atención no remunerada y el trabajo doméstico, los derechos desiguales de propiedad y herencia y la autonomía financiera limitada. Se estima que las mujeres realizan tres cuartas partes del trabajo de cuidado en el hogar, trabajo que aún no recibe reconocimiento por su importancia en la sociedad y la economía y que sigue sin ser remunerado.
Asegurar que los derechos de las mujeres estén protegidos, poner fin a la discriminación contra las mujeres y las niñas y eliminar las leyes discriminatorias será fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar la equidad e igualdad para todos.
ONUSIDA
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
Fuente y más información aquí
GINEBRA, 1 de marzo de 2020—En el Día de la Cero Discriminación, el cual se celebra el 1 de marzo de cada año, ONUSIDA llama a poner fin a la discriminación contra las mujeres y las niñas y a conseguir los mismos derechos, trato y oportunidades.
A pesar del progreso alcanzado en algunas áreas, las prácticas coercitivas, la legislación discriminatoria, y la violencia de género son solo algunas de las violaciones de los derechos humanos que continúan impactando de manera desproporcionada en las vidas de las mujeres y las niñas de todo el mundo. ONUSIDA está destacando áreas en las que impera la necesidad de cambio: igual participación en la vida política; derechos humanos y leyes que empoderen; justicia económica: igual salario por igual trabajo; poner fin a la violencia de género; brindar atención médica sin estigma ni barreras; acceso igualitario y gratuito a la educación primaria y secundaria; y justicia climática.
«El feminismo, los derechos humanos y la cero discriminación son valores compartidos en todo el mundo», insiste Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Expresan nuestra humanidad, nuestro reconocimiento que compartimos una visión para un futuro mejor, y eso es clave para erradicar el sida».
A nivel mundial, al menos una de cada tres mujeres y niñas ha experimentado violencia en sus vidas, y las adolescentes experimentan tasas más altas de violencia de pareja que las mujeres adultas en general. Esta cifra esconde profundas disparidades, con más del 50% de las mujeres en algunos países reportando violencia solo en los últimos 12 meses.
Aunque algunos países han progresado hacia una mayor igualdad de género, la discriminación contra las mujeres y las niñas todavía existe en todas partes. Sabemos que sin igualdad de oportunidades desde el principio, sin acceso a la educación, la desigualdad persistirá. Sin embargo, casi una de cada tres niñas adolescentes de entre 10 y 19 años de los hogares más pobres del mundo nunca ha ido a la escuela.
Las desigualdades, la discriminación y la violencia siguen siendo posibles dentro de las estructuras de la sociedad. En muchos países, las leyes que discriminan a las mujeres y las niñas siguen vigentes, en áreas de trabajo, propiedad, derecho penal y salud y derechos sexuales y reproductivos, entre otros.
Más de 80 países penalizan algunos aspectos del trabajo sexual, y las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por las leyes que penalizan el uso de drogas. Mientras tanto, las leyes que defienden los derechos básicos de las mujeres y las protegen contra el daño y el trato desigual están lejos de ser la norma. Por ejemplo, solo 88 de 190 países tienen leyes sobre igual salario por trabajo de igual valor para hombres y mujeres. Intersecando con otras formas de discriminación, por ingresos, raza, etnia, discapacidad, orientación sexual e identidad de género, estas violaciones de derechos perjudican desproporcionadamente a las mujeres y las niñas.
A lo largo de estos años los Gobiernos han firmado numerosos compromisos para poner fin a la violencia y la discriminación contra las mujeres y las niñas. Sin embargo, cientos de mujeres y niñas en todo el mundo continúan siendo víctimas de la discriminación, del abuso y de la violencia, con el consecuente y elevado coste que ello supone para sus familias, comunidades, sociedades y desarrollo económico.
«Hemos de transformar nuestra sociedad para que no haya ciudadanos de segunda», instó la Sra. Byanyima. «Debemos acabar con la violencia de género, la desigualdad y la inseguridad, y garantizar que las mujeres y las niñas puedan acceder de manera igualitaria a la educación, la sanidad, la vida pública y el empleo».
Para esta transformación, necesitamos mujeres en roles de liderazgo, a nivel comunitario, así como a nivel nacional, regional y global. La representación de los intereses de las mujeres es fundamental para cambiar las desigualdades estructurales. Sin embargo, en 2019, menos de una cuarta parte de los parlamentarios eran mujeres.
Para agravar estas desigualdades están las cargas de la atención no remunerada y el trabajo doméstico, los derechos desiguales de propiedad y herencia y la autonomía financiera limitada. Se estima que las mujeres realizan tres cuartas partes del trabajo de cuidado en el hogar, trabajo que aún no recibe reconocimiento por su importancia en la sociedad y la economía y que sigue sin ser remunerado.
Asegurar que los derechos de las mujeres estén protegidos, poner fin a la discriminación contra las mujeres y las niñas y eliminar las leyes discriminatorias será fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar la equidad e igualdad para todos.
ONUSIDA
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
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