(Artículo de la serie del 75 aniversario de la ONU)
Tengo un sueño, sueño que mis hijos vivan un día en un país donde no sean juzgados por el color de su piel, dijo Martin Luther King en su discurso más conocido. El líder de los derechos civiles en Estados Unidos encarnaba los principios de Declaración Universal de los Derechos Humanos, por ello, la Organización de las Naciones Unidas honra su legado y le otorgó un reconocimiento póstumo en 1978.
Tengo un sueño, sueño que mis hijos vivan un día en un país donde no sean juzgados por el color de su piel, dijo Martin Luther King en su discurso más conocido. El líder de los derechos civiles en Estados Unidos encarnaba los principios de Declaración Universal de los Derechos Humanos, por ello, la Organización de las Naciones Unidas honra su legado y le otorgó un reconocimiento póstumo en 1978.
El 75 aniversario de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas se celebra en un escenario global convulsionado por una pandemia que ha dejado al desnudo las enormes desigualdades presentes en todos los rincones del mundo, desigualdades que impiden el ejercicio de los derechos inherentes a todas las personas.
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, reza el Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, considerada por muchos la Carta Magna de la Humanidad, adoptada en 1948 por la Asamblea General de la ONU.
A lo largo de la historia son muchas las figuras que han enarbolado la bandera de las garantías fundamentales. A la luz de los sucesos que han evidenciado recientemente la discriminación racial y de otros tipos que aún persiste en el mundo de hoy, en esta ocasión recordamos a uno de los personajes más emblemáticos de la lucha por los derechos humanos del siglo XX: Martin Luther King.
Una vida dedicada a la causa de la justicia
“El doctor Martin Luther King fue uno de los gigantes morales del siglo XX. Dedicó su vida a la causa de la igualdad, la justicia y el cambio social sin violencia. Décadas después de su muerte sigue inspirando a toda la gente del mundo que lucha por los derechos y la dignidad humana frente a la opresión, la discriminación y la injusticia”, dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres, el 4 de abril de 2018, al cumplirse medio siglo del asesinato de este líder de los derechos civiles.
Guterres afirmó que su convicción de justicia social y de las virtudes de la diversidad son hoy más relevantes que nunca.
Martin Luther King se entregó a la causa de la igualdad y el respeto de los derechos humanos de la población negra de su país, de las personas más pobres y de todas las víctimas de injusticias. Su arma de combate fueron las protestas pacíficas, en las que pronunció discursos que siguen resonando en la actualidad.
Movimiento por los derechos civiles
Una vez terminada la guerra y adoptada la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la lucha por estas garantías cobró efervescencia en el mundo. Para las décadas de los años 50 y 60, surgió y ganó fuerza en Estados Unidos el movimiento por los derechos civiles, con el que la población negra de ese país buscaba una igualdad de derechos ante las leyes nacionales. El movimiento contó con el apoyo de gran parte de la población blanca estadounidense.
Aunque Estados Unidos había abolido la esclavitud desde la segunda mitad del siglo XIX con la Guerra Civil y a que numerosos afroamericanos habían combatido y perdido la vida en la Segunda Guerra Mundial, persistían la discriminación y el racismo, especialmente en el sur del país.
El líder más notable del movimiento por los derechos civiles fue Martin Luther King, ministro bautista y activista social, que luchó por esas garantías desde 1955 hasta que fue asesinado en 1968.
Tengo un sueño, sueño que mis cuatro hijos vivan un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter.
Su trabajo arduo le ganó un gran poder de convocatoria y le permitió liderar eventos históricos como la Marcha a Washington en agosto de 1963, a la que acudieron más de 250.000 personas y cuyo efecto se reflejó en la proclamación de las leyes de los Derechos Civiles y del Derecho al Voto, que garantizó el derecho al sufragio libre a todos los ciudadanos de Estados Unidos sin ninguna restricción discriminatoria. Hasta entonces, algunos estados basaban ese derecho en criterios raciales o de alfabetización.
En esa ocasión, Martin Luther King dio su discurso más famoso “Tengo un sueño”, que trascendió fronteras y le valió un gran reconocimiento y respeto a nivel internacional.
“Tengo un sueño, sueño que mis cuatro hijos vivan un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter. (…) sueño que un día en Alabama las niñas y los niños negros puedan tomarse de la mano con las niñas y los niños blancos como hermanas y hermanos”, dijo el luchador social en esa movilización en la capital estadounidense.
Premio Nobel de la Paz
Un año más tarde, en 1964, Martin Luther King recibió el Premio Nobel de la Paz, siendo el galardonado más joven hasta ese momento.
Martin Luther King era un gran partidario de las Naciones Unidas como institución y como ideal. En un discurso pronunciado en 1968, pocos días antes de ser asesinado, afirmó que la existencia del género humano dependía de la no violencia y que la ONU era la instancia a la que había que respaldar para conseguir y garantizar la paz.
“La alternativa al no desarme, a no suspender las pruebas nucleares, a no fortalecer las Naciones Unidas y de este modo desarmar al mundo entero, sería una civilización sumida en el abismo de la aniquilación y la transformación de nuestro hábitat en un infierno que ni Dante hubiera podido imaginar”, sostuvo.
Visitas a la sede de la ONU
Martin Luther King visitó la ONU en 1964 con su esposa Coretta tras haber recibido el Premio Nobel de la Paz en diciembre de ese año. El entonces secretario general adjunto para Asuntos Políticos, Ralph J. Bunche, fue el encargado de recibirlo.
Años más tarde, el 15 de abril de 1967, Martin Luther King regresó encabezando una delegación que presentó ante la ONU una protesta formal contra la guerra de Vietnam y el papel de Estados Unidos en ella. Al salir de esa reunión, frente al complejo de la ONU y ante una multitud de 125.000 personas opositoras a esa guerra, pronunció un discurso al respecto.
Apenas un año después, el 4 de abril de 1968, Martin Luther King fue abatido a tiros cuando se encontraba en el balcón de un hotel en Memphis, adonde había viajado para apoyar una huelga. El crimen provocó motines en todo el país y el presidente Lyndon B. Johnson declaró un día de luto nacional, pero fue hasta 1986 cuando se empezó a celebrar un día feriado oficial en su honor, después de años de campaña de su viuda apoyada por activistas y algunos miembros del Congreso estadounidense.
De manera póstuma, la ONU honró su memoria con el Premio de las Naciones Unidas en el Campo de los Derechos Humanos en 1978, al considerar que encarnaba los principios de la Declaración Universal de esas garantías fundamentales.
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